Nino Bravo a la conquista de Madrid

En su programa «Estudio abierto», dijo Íñigo de él al despedirse tras la actuación última de la noche: «Ahí lo tienen ustedes: un triunfador». Y eso es lo que es Nino Bravo desde el «Te quiero, te quiero» y el eficacísimo lanzamiento televisivo de «Pasaporte a Dublín». Número uno en las listas de éxitos, un nombre hecho a velocidad meteórica, toda una organización a su servicio. He aquí a un triunfador. ¿Se mantendrá? ¿Conseguirá llevar a buen término la «conquista de Madrid» que se ha propuesto desde hace unos meses? Ha dado el primer paso artístico, y también el primer paso profesional: ha alquilado un apartamento en plena costa Fleming.

   Nino Bravo es en realidad Luis Manuel Ferri Llopis. El nombre artístico surgió, según me cuenta, de la mezcla de dos nombres de cantantes de éxito hacia los primeros años 60.
   -Yo estaba entonces en un conjunto. Cantaba y tocaba la guitarra baja. Eran los tiempos del «turuá, turuá», cuando Los Cinco Latinos. ¡Ja, ja! ¡Qué tiempos! Bueno, pues después el conjunto se disolvió, y me quedé solo. Y así, hasta ahora.
   -Vamos a ver, Nino. Ya tienes una imagen. Por esas cosas que pasan, resulta que ha sido el «Te quiero, te quiero» el número que te ha lanzado. ¿Vas a seguir cantando cosas de Algueró?
   -Claro, por supuesto. Estoy convencido de que no soy lo que se llama «cantante de una canción». Esto ha sido el principio, a pesar de que llevo varios años trabajando de firme.
   Nino Bravo, por si os interesa, nació en Valencia, el 3 de agosto de 1945, en pleno signo Leo. Mide 1,74 metros y me dice que pesa entre 74 y 75 kilos.
   -Te voy a hacer unas cuantas preguntas-tipo, para que te definas y se sepa cómo piensas en torno a determinados temas. ¿Vale?
   -De acuerdo.
   -¿A qué personaje histórico te gustaría parecerte?
   -Pues una mezcla entre Napoleón y Jesucristo. Bueno, no. Entre Jesucristo y Napoleón. Por este orden.
   -Si se incendiase tu casa y tuvieras que salvar un solo libro, ¿cuál sería?
   -Si se incendiase mi casa, trataría de salvarme yo. ¡Ja, ja!
   -Bueno, eso ya me lo figuro. Anda, contesta.
   -Pues salvaría… «El Cristo Negro», de Papini, o la vida de Edith Piaf.
   -Un cantante.
   Nino Bravo piensa largamente. Insinúa nombres. Los rechaza. Piensa más rato. Y al final dice nada menos que esto:
   -Frank Sinatra.
   -Un actor.
   -Anthony Quinn.
   -Una actriz.
   -¿Una actriz? Pues, cuando tenía yo veinte años me enamoré como un loco de Ann-Margret. ¡Ja, ja, ja! ¡Pero como un loco! Ahora… Pues por a Anna Magnani.
   -Si tuvieras que hacer ahora mismo un regalo a una mujer con la que estuvieras tomando una copa, ¿qué sería?
   -Cualquier cosa, menos un disco de «Te quiero, te quiero». ¡Ja, ja!
   Nino Bravo suelta carcajadas estentóreas con frecuencia, sobretodo cuando la cosa graciosa la dice él. Es cordial, abierto y enormemente sensible -al menos en apariencia- a la «pelotilla». Estábamos tomando una copa en el club que otro valenciano, Vicente Parra, tiene en Madrid. Pepe Meri, el «manager» de Nino, fue a saludar al actor. Minutos después, por los altavoces se oía el «Te quiero, te quiero». Nino Bravo se esponjó, y dijo con una cara de modestia más falsa que una peseta de plástico:
   -Que quiten eso, que lo quiten.

   La conquista
   -Nino, tú estás dispuesto a conquistar Madrid. ¿Lo lograrás?
   -Bueno, en cierta medida ya tengo bastante camino hecho. Hoy me conoce toda España, y desde luego que estoy dispuesto a consolidarme trabajando. Pienso seguir trabajando duramente, como hasta ahora. Ahora me he instalado en Madrid, desde que comenzó el «Pasaporte»; tenía que estar tres o cuatro días a la semana aquí, y decidí alquilar un apartamento. Ahora ya vivo habitualmente en Madrid, aunque tengo también abierta casa en Valencia.
   -¿Es verdad o no es verdad que en el «Pasaporte» hubo sus más y sus menos entre los cantantes?
   -Hubo de todo, claro. En general, nos llevamos bien. Claro que no fue ninguna exhibición de reverencias y merengues. Pero tampoco fue ninguna cosa del otro jueves. Yo ya sabía que no iba a ganar. Fui para promocionarme mediante la televisión, y lo he logrado.
   -¿Y cómo es que ya sabías que no ganarías?
   -Bueno, bueno. No es que supiera que iba a perder. Yo sabía que no era el favorito, pero mientras no se supo el resultado no descarté nunca la posibilidad de ir a Dublín, claro.


   Raphael
   -Nino: hay gente por ahí que dice que tú eres un «camp» desfasado, un blando cuando cantas, y que te pareces a Raphael.
   -Yo lo que hago es cantar canciones melódicas, porque es lo mío. Y además no creo ser blando. Y además no me parezco en absoluto a Raphael. El otro día leí, en una crítica, que me parezco más a Tom Jones. ¿Crees tú que Tom Jones es blando?
   -Hombre, yo…, pues no.
   -Pues ya está. La gente que decía que me parecía a Raphael lo decía porque yo he cantado algunas canciones deManuel Alejandro. Pero fíjate tú en las versiones que se cantan de los éxitos. ¿Se parecen unas a otras? Nada. Eso es hablar por hablar.
   -¿Conoces a Raphael?
   -Personalmente, no. Le he visto alguna vez. Y muy bien; él es él y yo soy yo.
   -Cuéntame la historia de «Te quiero, te quiero».
   -Un día estaba con Algueró viendo temas, y charlando. Al oír «Te quiero, te quiero» me gustó mucho desde el primer momento. Y decidí cantarla. Esa canción es de la banda sonora de una película. La verdad es que, por aquel entonces, el único que creyó en la canción fui yo. Nadie más: ni Meri, ni la casa de discos, ni nadie.
   -¿Eliges tú con absoluta libertad lo que vas a cantar y grabar?
   -Normalmente, sí. Claro que escucho otras opiniones. Pero al final decido yo.
   -¿Cuál es tu «hobby»?
   -Ya verás qué contestación más original: la música. ¡Ja, ja! Pero es verdad. Es que la música lo llena todo. ¡Ah! Y te voy a decir una cosa. He leído por ahí que entre mis «hobbies» se encuentra el consumo de drogas. Eso es una estupidez. Ni he tomado drogas, ni tomo, ni creo que tomaré en mi vida. Vamos a ver: ¿tengo yo cara de tomar drogas? ¡Ja, ja!
   -¿Cuánta cuerda te queda, Nino? ¿Piensas seguir cantando cuando tengas cuarenta, cincuenta años?
   -Hombre, eso no se sabe nunca. Pero yo estoy montando mi vida como un profesional de la canción. Mientras note que la gente quiere oírme, cantaré. Y me parece que eso va a seguir pasando durante muchos años. Mira Frank Sinatra, o Louis Armstrong.


   Canción española
   Le insinúo que, a lo mejor, no es lo mismo. Que él canta un tipo de canción más… digamos hispánica. Y entonces la conversación se generalizó. Meri intervino, y Jesús Carsí, el «rol-manager» de Nino Bravo.
   -A la gente de este país lo que le gusta es este tipo de canción, que es la verdadera canción ligera española -dice Meri, que además es vicepresidente del Sindicato Provincial del Espectáculo de Valencia-. Yo te digo que se le está haciendo mucho daño a la canción española con todas esas extranjeradas electrónicas, que no digo que no estén muy bien para los americanos, pero a los españoles no nos van. Nosotros no tenemos nada que ver con el «soul», porque tenemos una cultura distinta. Y hay demasiados papanatas que opinan como yo y que, después, dicen que el «soul» es lo más colosal que existe.
   Estábamos apurando la copa. Le hago la última pregunta.
   -Nino, tú eres valenciano, y todo tu «clan» también. ¿Vas a cantar en valenciano alguna vez?
   -No. Ni siquiera me lo he planteado. No, no. Cantaré siempre en castellano.
 

Salvador de Andrés
 

   ESTE ES EL «CLAN» VALENCIANO DE NINO BRAVO
   Nino Bravo, lo habréis observado en la entrevista, tiene especial interés en que quede clara su capacidad de trabajo. En efecto, su profesión de cantante está bastante alejada de la tramoya bohemia que «hace bonito«. Tiene Nino Bravo ya un pequeño «clan», montado como una oficina -que, al fin y al cabo, es una oficina-. Este clan, desde luego, se ampliará si Nino consigue mantenerse en las cabeceras de las listas. Hoy por hoy, así está formado el «clan» valenciano de Nino Bravo:

PEPE MERI – Valenciano. «Manager» del cantante.
JESÚS CARSI – Valenciano. «Rol-manager».
PEPE CARBONELL – Valenciano. Gerente de la oficina.
JUANIN – Valenciano. Presidente del Club de Fans de Nino Bravo, radicado también en Valencia.

CONJUNTO QUE ACOMPAÑA AL CANTANTE:
VICENTE LÓPEZ – Alicantino. Letrista y guitarra baja.
PEPE – Valenciano. Guitarra rítmica y de punteo.
JUAN – Valenciano. Órgano.
ALONSO – Nacido en Chile y «recriado» en Asturias. Batería.